jueves, 6 de mayo de 2010

Revista Pymes - Mayo 2010

El entrenamiento físico como trabajo
Se requiere capacitación ● Y versatilidad en los servicios ● También, capacidad para vincularse.


Los entrenadores personales son la elite del creciente hábito de practicar actividad física. Estos personal trainers, como se los designa habitualmente, suelen trabajar con personas conocidas y eso los convierte en marcas registradas. Además, va en aumento el interés de otros profesionales del entrenamiento físico por dedicarse a este tipo de servicios.

Más de 20 años
Daniel Tangona (50) comenzó con este sistema de trabajo en 1989. Hoy, entrena a empresarios, celebridades y clientes particulares. Tangona, hijo de la recordada Momia Blanca, que integraba el equipo de Martín Karadajian, permite que los clientes elijan el lugar para hacer los ejercicios.
Con una camioneta convertida en gimnasio móvil, en la que abundan aparatos sofisticados, un teléfono satelital y música, recoge a sus clientes en sus hogares y los lleva a espacios al aire libre. Allí despliega sus aparatos y comienza el trabajo. En este delivery gym, tiene en ocasiones, la compañía de los custodios de algunos clientes.
“Otras veces, trabajamos en los gimnasios que cada uno montó en su vivienda. No todos quieren salir a la calle”, dice el profesor.
Atiende entre 15 y 30 personas por mes, según la época. Tangona aclara que sus clientes fijos le permitieron crecer, en un oficio donde es preciso saber vincularse, conocer las características físicas de quienes los contratan, y entender el momento que viven, para preparar los ejercicios según la posibilidad y necesidad.
“Se crea un vínculo importante con quienes atendemos, y siempre espero que estén totalmente presentes en la clase, para que el entrenamiento cumpla su finalidad”, acota Tangona.
El especialista tiene un equipo interdisciplinario de profesionales y se perfecciona en Estados Unidos. Las actividades que realiza son múltiples: en el verano, da clases en Punta del Este, Uruguay, y, el resto del año, organiza programas empresariales de entrenamiento, asesora a equipos de gimnasia, y dicta conferencias y clínicas. Además, da clases de boot camp Fitness, un entrenamiento militar básico. Cuando debutó con este sistema, tenía 15 alumnos. Hoy, son 150: esto lo obligó a sumar a siete entrenadores al equipo.

De la sala de musculación
Guillermo Migone (39) es profesor recibido en el Instituto Nacional de Educación Física (INEF) y cursó el instructorado en personal trainer. Comenzó trabajando en colegios y colonias de vacaciones, y pasó dos años y medio capacitándose mientras daba clases en salas de musculación de gimnasios, punto de inicio de muchos entrenadores personales. “Ahí se obtiene experiencia y conocimientos de los elementos. Es muy bueno que la gente que se entrena vaya a una sala, porque se logra un acondicionamiento integral, ya que las máquinas complementan los programas de ejercicios creados según las características y posibilidades personales de cada uno”, explica Migone.
También tiene una supercamioneta convertida en gimnasio, que utiliza bastante, excepto cuando sus clientes tienen gimnasios en los edificios. “En las camionetas es posible llevar de todo, pero siempre falta algo”, dice. Y agrega que un entrenador precisa trabajar como instructor para familiarizarse con diversas patologías y cómo tratarlas. Según Migone, los gimnasios “foguean” a los profesionales de la actividad física y son el preámbulo de una tarea posterior exitosa. También destaca que, para ser considerado como un profesional de excelencia, hay que llevarse bien con las personas, adaptarse a ellas, saber cuándo exigirlas y cuándo no: “Con la actividad física se movilizan funciones y aspectos que no se pueden ver habitualmente. Para permanecer en esta actividad, tiene que gustarte mucho, porque exige un gran esfuerzo”.
Migone se ocupa del cuerpo y de la calidad de vida de, aproximadamente 20 personas por mes. Ofrece trabajo con aparatos y preparación física. Y con su mujer, Sol Tarján, realiza el acondicionamiento físico de un equipo de rugby que representa a Buenos Aires en la categoría senior.

No seguir la moda
A Hernán Brisco (40) la pasión le viene desde chico. Se crió en el gimnasio Mister Mundo, en Olivos, Provincia de Buenos Aires, donde hoy se desempeña como director del área “Actividades físicas y deportivas”, Además, es director del gimnasio de Pilar Golf.
Brisco cursó la licenciatura en Educación Física y Alto Rendimiento Deportivo y, entre otras instancias de capacitación, cursó la carrera de Coaching Internacional, en Budapest, la capital de Hungría, becado por el Comité Olímpico Internacional.
“Empecé como entrenador de personas que buscaban cuidar su salud, la estética y mejorar la calidad de vida. Es posible lograr todo con programas especializados individuales. Pasé por todas las etapas en la carrera. Si bien hay nuevas propuestas, no hay que adoptarlas por moda, sino analizarlas antes de ponerlas en práctica desde lo mecánico, lo físico, la anatomía y la consolidación científica”, afirma.
Actualmente, es entrenador personal en gimnasios y coaching de golfistas; entre ellos, de Miguel Carballo. Durante mucho tiempo, le dió clases a algunas actrices y tiene clientes que lo siguen desde hace 15 años. Brisco aclara que “no es indispensable contratar a un personal trainer. Lo importante es que alguien con experiencia diseñe el programa de ejercicios, lo modifique cuando sea necesario (no debe ser rutinario) y sepa efectuarlo correctamente, para beneficiar la salud”.
Los tres entrenadores coinciden en que, para decidir el tipo de ejercicios a recomendar, es preciso que el cliente tenga un certificado de apta médica, además de conocer sus vulnerabilidades, sus objetivos y sus posibilidades. «

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